viernes, 8 de diciembre de 2017

LA EDUCACIÓN Y SUS RASGOS CARACTERÍSTICOS


La educación es un fenómeno que todos conocemos y que hemos vivido porque es indispensable en el desarrollo del sujeto, de tal forma que sin su concurso no podríamos hablar del ser humano. Por estos motivos, se usa con frecuencia el vocablo educación para otorgar significado a diversos acontecimientos cotidianos que se relacionan con lo educativo.

No obstante, tal como indican García Carrasco y García del Dujo (1996), Esteve (1983) o Sarramona (2000), ni su uso, ni el conjunto de conceptos que se relacionan con él, tales como enseñanza, aprendizaje, condicionamiento, adoctrinamiento, etc., poseen precisión terminológica, debido a la diversidad de aspectos que conforman el fenómeno educativo. Por ello, el uso que se hace del término para referirse a las diversas dimensiones del mismo, nos indica cierta dificultad para delimitar con precisión su significado y su riqueza de acepciones.

García Carrasco (1987) recuerda esta circunstancia aludiendo al hecho de que la educación no se refiere a una sola actividad, sino a un conjunto diverso de ellas, por lo que su comprensión será compleja. Una de las vías para esclarecer este asunto, tal y como aconsejan Ferrández y Sarramona (1985), es la de describir las características, o notas esenciales, de las definiciones que ofrecen del término los estudiosos del tema. Así pues, debido a la complejidad que entraña la comprensión del término "educación", se hace necesario el empleo de distintas perspectivas de análisis para lograrlo. A continuación vamos a presentar dos enfoques para su estudio. En el primero nos acercaremos a las consideraciones etimológicas, así como a las manifestaciones intuitivas que surgen espontáneamente para referirse a la educación. En el segundo lo haremos analizando las características básicas que aparecen en las definiciones de educación que han aportado los autores y que harán referencia, según García Carrasco y García del Dujo (1996), al componente ideal o utópico de lo que se pretende, a la influencia externa, a la intencionalidad, a la humanidad del fenómeno, a la perspectiva individual o social, a las relaciones de comunicación, etc. Estas dimensiones las organizaremos atendiendo a dos ejes, la educación como acción y como efecto, que aportarán orden comprensivo a los mismos.

ETIMOLOGÍA.

El vocablo "educación" aparece documentado en obras literarias escritas en castellano no antes del siglo XVII. Hasta esas fechas, según García Carrasco y García del Dujo (1996),  los términos que se empleaban eran los de "criar" y "crianza", que hacían alusión a "sacar hacia adelante", "adoctrinar" como sinónimo de "doctrino", y "discipular" para indicar "disciplina" o "discípulo". Son términos que se relacionan con los cuidados, la protección y la ayuda material que dedicaban las personas adultas a los individuos en proceso de desarrollo.

El término "educación" tiene un doble origen etimológico, el cual puede ser entendido como complementario o antinómico, según la perspectiva que se adopte al respecto. Su procedencia latina se atribuye a los términos educere y educare. Como el verbo latino educere significa "conducir fuera de", "extraer de dentro hacia fuera", desde esta posición, la educación se entiende como el desarrollo de las potencialidades del sujeto basado en la capacidad que tiene para desarrollarse. Más que la reproducción social, este enfoque plantea la configuración de un sujeto individual y único. El término educare se identifica con los significados de "criar", "alimentar" y se vincula con las influencias educativas o acciones que desde el exterior se llevan a cabo para formar, criar, instruir o guiar al individuo. Se refiere, por tanto, a las relaciones que se establecen con el ambiente que son capaces de potenciar las posibilidades educativas del sujeto. Subyace en esta acepción de educación una función adaptativa y reproductora porque lo que pretende es la inserción de los sujetos en la sociedad mediante la transmisión de determinados contenidos culturales. El fundador de la sociología como disciplina científica, el sociólogo francés Durkheim, es un representante de esta forma de concebir la educación, ya que para él, la educación se concreta en la inclusión de los sujetos en la sociedad a través del proceso de "socialización".

Siguiendo el concepto de educación como socialización, llegamos a la fórmula siguiente: La educación es la acción ejercida por las generaciones adultas sobre aquéllas que no han alcanzado todavía el grado de madurez necesario para la vida social. Tiene por objeto el suscitar en el niño un cierto número de estados físicos, intelectuales y morales que exigen de él tanto la sociedad política en su conjunto como el medio ambiente específico al que está especialmente destinado.

Aunque en determinados momentos históricos, ambas posturas, individualización y socialización, por separado, han sido utilizadas para fundamentar los procesos educativos, en la actualidad se tiende a la complementariedad, entendiéndose la educación como el conjunto de influencias externas (socialización, educatividad) que permiten el desarrollo de las potencialidades internas del sujeto (individualización, educabilidad). Castillejo (1994) apoya esta idea interaccionista de la educación porque se adecua mejor a las características de la persona, entendiéndola como un proceso interactivo en el que intervienen el sujeto con capacidad personal para desarrollarse (educere) y las influencias que provienen del medio (educare). En este mismo sentido se manifiesta Pagés Santacana (1997), al sugerir que el proceso educativo debe estar enmarcado en lo individual y social. 

NOTAS CARACTERÍSTICAS DE LA EDUCACIÓN.

Como ya hemos comentado, para abordar la compleja tarea de definir la educación, vamos a seguir la estrategia que han utilizado otros estudiosos del tema, que consiste en delimitar y describir las características más sobresalientes que aparecen en las distintas definiciones de educación. Hemos recogido la propuesta de Luengo Navas (2004), que establece tres dimensiones bipolares:  

1. La primera se refiere las influencias que recibe el sujeto desde su nacimiento para que se convierta en persona. A este proceso lo ha denominado humanización, e incluye las características siguientes: humanidad, perfeccionamiento, fin e integralidad. 

2. La segunda parte atiende a dos elementos básicos de la educación: el sujeto que lleva a cabo la acción de educar (el educador, el agente o agencias educativas) y el sujeto en el que se concreta el efecto de dicha acción (el educando). Luengo Navas dispone las notas atendiendo al sujeto que educa: influencia, intencionalidad, actividad, comunicación y continuidad, y al sujeto que se educa: individualización y socialización.

3. La tercera se interesa por lo que hacen el educador y el educando en situación educativa, es decir, por la enseñanza y el aprendizaje,  respectivamente. Se destacan de la enseñanza la sistematización y la graduación, mientras que del aprendizaje se estudia el adoctrinamiento, la manipulación, la instrucción y la formación, con la intención de establecer límites precisos entre conceptos que son fácilmente confundibles.

Perfeccionamiento Humano:
El ser humano nace inacabado y la educación, entendida como proceso, lo que pretende es modificarlo para completarlo y optimizarlo, tomando como referencia un modelo ideal de persona y de sociedad que le sirve de guía. La educación trata, en definitiva, de hacer a la persona mejor de lo que en un principio es, en un permanente proceso de perfeccionamiento.

Finalidad e Integralidad:
Para que los fines se consideren como algo deseable, dado que se trata de hacer más valioso al sujeto, es necesario que se apoyen en los valores y en las normas sociales. Por tanto, los fines educativos son valores que se han elegido y que se pueden tratar desde una perspectiva pedagógica, con independencia de que se consideren como absolutos o como compromisos sociales (Sarramona, 1984). Una polémica que surge en torno a esta cuestión se centra en la subjetividad que se puede originar al elegir los valores que determinarán los fines de la educación, pero como afirma Gervilla Castillo (1987), de lo que no cabe duda es que no se puede educar sin una referencia explícita a la finalidad. Hacia lo que se tiende, esto es, la finalidad educativa, tiene que ver con el ser humano. Un ser humano dotado de todas sus cualidades y dimensiones. Por eso se dice que la educación se dirige hacia el perfeccionamiento integral de la persona, no debiéndose descuidar ninguna de sus capacidades integrantes: cognitivas, morales, afectivas, éticas, estéticas, sociales, etc.

Influencia:
La educación implica relación social, influencia humana de unos sobre otros. Ahora bien, a todas las influencias no las podemos considerar como educativas, ya que deben cumplir algunos requisitos, tales como el respeto a la libertad y a la dignidad de la persona. Aquí se puede utilizar la máxima de que "el fin no puede justificar los medios".

Intencionalidad, Comunicación y Actividad:
La intencionalidad es otro de los elementos que caracterizan a la educación. La definición restringida de la educación apoya la idea de intencionalidad, que debe formar parte de la misma. Sin embargo, el sentido amplio, que acoge a la educación informal o difusa, abarca todo tipo de influencias que pueden incidir sobre el ser humano, y que, en propiedad, no se deben considerar como propiamente educativas, ya que, como advierte Castillejo (1984), son sólo incidencias de factores indeterminados que no están sometidos a la razón de la persona y que incluso pueden perturbar el propio proceso perfectivo del ser humano. Así pues, todos aquellos influjos que han sido controlados y organizados por parte del educador de una forma consciente, deliberada e intencional, para que incidan positivamente sobre el sujeto, con el objeto de lograr su plenitud, entendida ésta como fin, son los que deben considerarse como propiamente educativos.

Por otra parte, la educación es un fenómeno que se basa en las influencias que establecen las personas entre sí, tratándose de un proceso esencialmente relacional, en el que la comunicación juega un papel determinante, hasta tal punto que, como afirma Sanvisens (1984), se ha constituido en fundamento de la misma. Ahora bien, mientras que la relación comunicativa consiste básicamente en la interrelación que sostienen dos o más personas cuando intercambian información, la acción educativa, como sostiene Colom (1982), está enmarcada en un conjunto de normas y valores propios de un determinado sistema cultural, pretendiendo lograr la formación del sujeto. Por ello, la educación, entendida como acción, se basa en el establecimiento de canales de comunicación para alcanzar determinados objetivos educacionales.  La educación como proceso de perfeccionamiento implica acción por parte del educador (agente educativo) y del educando. El primero, de una forma premeditada y sistematizada, trata de organizar el contexto en el que se produce la enseñanza, con la intención de favorecer el proceso perfectivo en los educandos, que se concretará en el aprendizaje. Tal y como dice Castillejo (1987), con este tipo de acciones planificadas, lo que se pretende a través de la educación es evitar el azar en el proceso de configuración humana, controlando aquellas influencias que se consideren negativas para tal fin.  Todas las tareas de planificación del currículum, tales como la determinación de objetivos, la selección y secuenciación de contenidos, la metodología, los recursos, las relaciones sociales, la evaluación, etc., son aspectos propios de la tarea docente, desde la óptica de la acción. Pero el sujeto para el que está pensada esta estrategia didáctica también debe poner en juego distintos recursos intelectuales para que la información que recibe se integre, de manera significativa y funcional, con los conocimientos que ya poseía.

Continuidad:
Hace alusión a las influencias educativas que recibe el sujeto que está en proceso de formación. Cuando hemos hablado de la actividad y de la comunicación, se ha planteado la necesidad de que las interacciones entre las personas sean constantes y permanentes, lo que es aplicable a las acciones educativas, dado que éstas deben buscar la mejora del sujeto de forma incesante, porque nunca se alcanza el grado de perfección deseado (como fin educativo).   Por ello, la educación puede, y debe, abarcar todas las etapas de la vida, y no circunscribirse sólo a las etapas escolares. El concepto de "educación permanente" ha llenado conceptualmente esta característica de la educación, planteando la constante necesidad que tenemos de educarnos, y dando lugar a nuevos ámbitos educativos como la "educación de adultos", la "educación de las personas mayores", etc.

Individualización y Socialización:
La individualización y la socialización son dos rasgos vinculados con el educando, entendiéndolos como los efectos de la educación. Otros autores los califican como las funciones de la educación. Desde el punto de vista individual, se aspira a que el sujeto adquiera las competencias formativas necesarias que le permitan la comprensión y el manejo de los elementos culturales necesarios para modificar y cambiar su entorno, identificándose en este hecho la posibilidad transformadora o innovadora de la educación. Asimismo, logrado un cierto nivel de madurez y de formación, el sujeto puede trazar sus propias metas educativas y los medios idóneos para su consecución, entendiéndose en este caso la educación como autorrealización.

Desde el punto de vista social, la educación se concibe como un proceso socializador, que procura la adaptación y la incorporación del sujeto a su medio físico y social, a través de la adquisición de los elementos propios de la cultura (lenguaje, habilidades, costumbres, actitudes, normas, valores, etc.,). Desde esta óptica, la educación se concibe como el medio ideado por la cultura para insertar al sujeto en su seno. Por ello se dice que la educación tiene una función reproductora, ya que la selección que se hace de los contenidos culturales y su posterior transmisión trata de reproducir las condiciones sociales e ideológicas de la sociedad en un momento histórico determinado.

Enseñanza/Aprendizaje:
La enseñanza se predica del agente que influye intencionalmente en el educando para que aprenda. Ahora bien, para que este proceso se produzca al margen del azar, es necesario dotarlo de una estructura organizativa, para que los elementos que lo integran se orienten eficazmente hacia la consecución de los objetivos educativos. A esta característica se le ha asignado el nombre de sistematismo.

La graduación es otra característica de la enseñanza y se relaciona con la anterior. Plantea la necesidad de que en dicho proceso exista cierto orden, ya que el aprendizaje se va estructurando sobre conocimientos previos. De lo general a lo particular, de lo próximo a lo más lejano, serán principios pedagógicos que se basan en este tipo de consideraciones. 

El aprendizaje es el efecto de la educación. Son los cambios que se producen en el sujeto que se está educando como consecuencia de las influencias educativas y que son congruentes con las finalidades propuestas. Cuando se produce el aprendizaje deseado, decimos que se han alcanzado los objetivos educativos, como consecuencia de la planificación de la enseñanza. El aprendizaje es un proceso que se produce en el sujeto, que es el objetivo de la educación, en este caso intencional y planificada; mientras que la enseñanza, su diseño y puesta en acción, corre a cargo de la persona que educa.


Y TÚ, ¿QUÉ ES PARA TI LA EDUCACIÓN?


Fuentes:
-Luengo Navas,J. J. (2004): "La educación como objeto de conocimiento: el concepto de educación", en Del Pozo Andrés, M. M. (coord.): Teorías e instituciones contemporáneas de educación. Ed. Biblioteca Nueva, Madrid. pp. 45-60. 
Pueden consultar el capítulo completo aquí.



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