miércoles, 6 de diciembre de 2017

EVOLUCIÓN DE LA CONCEPTUALIZACIÓN DE LAS MODALIDADES EDUCATIVAS


Hacia fines de los años sesenta empezó a ser frecuente en la literatura pedagógica el uso de las expresiones “educación informal” y “educación no formal” (Educación en la escuela y fuera de ella). Sin embargo, la gran extensión y la heterogeneidad interna en tal sector fuerzan enseguida a establecer distinciones también en él (Trilla Bernet). Tendremos que reconocer que ni toda la educación se vehiculiza mediante instituciones específicas, ni la escuela es la única de ellas. Esta apreciación no es nueva, ya Montesquieu citaba tres formas de educación: “...recibimos tres educaciones diferentes, si no contrarias: la de nuestros padres, la de nuestros maestros y la del mundo. Resulta evidente que la cantidad de información, la transmisión de valores y de actitudes comunicadas por la prensa, las revistas, el cine, la televisión y sobre todo hoy en día mediante internet (redes sociales); por tal motivo se ha llamado a la sociedad actual “sociedad de conocimientos” contra la educación desde solo el punto de vista de la “Educación = Escuela”.
“En las sociedades primitivas la educación era múltiple y continua. Se fundaba al mismo tiempo en el carácter, las aptitudes, las competencias, la conducta, las cualidades morales del sujeto, que más que recibir educación se puede decir que se educaba él mismo por simbiosis. Vida familiar o vida de clan, trabajos o juegos, ritos, ceremonias, todo constituía, en el curso de los días, una ocasión para instruirse: desde los cuidados maternales a las lecciones del padre cazador, desde la observación de las estaciones del año a la de los animales domésticos, desde los relatos de los ancianos a los sortilegios del chamán...”

“Estas modalidades informales, no institucionales del aprendizaje, han prevalecido hasta nuestros días en vastas regiones del mundo, donde constituyen todavía en único modo de educación de que disponen millones de seres. En definitiva, las sociedades escolarizadas contemporáneas no se diferencian tanto de las demás como pudiera parecer a primera vista, ya que es cierto que el niño – y el adulto – recibe y toma siempre directamente, existencialmente, una gran parte de su educación de su ambiente, de su familia y de su sociedad: acervo tanto más importante en cuanto condiciona la receptividad para la enseñanza escolar, la cual a cambio proporciona al enseñando la “cuadrícula” que le permitirá ordenar y conceptualizar los conocimientos que él toma de su ambiente”.



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